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domingo, 2 de noviembre de 2014

Día 2 ¿Cuál ha sido tu mejor sesión? ¿Porqué?


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¿Cómo se califican las sesiones de juego? ¿A que huelen las nubes? Hay múltiples variables, todas ellas subjetivas. Hay sesiones en las que se avanza mucho en la trama, otras con combates épicos, otras con grandes interpretaciones, otras sorpresivas, otras en las que te lo has pasado genial pero con temas fuera de partida, etc. Además, el tiempo va rodeándolo todo con un velo de niebla que hace que solo vayan quedando ciertas impresiones y desaparezcan la mayoría de los detalles. Por eso me gusta hablar de viejas partidas con los colegas, porque siempre recuerdan alguna anécdota que mi memoria deleteó hace tiempo.

Recuerdo con muchísimo cariño las partidas antiguas de AD&D, tanto las de Greyhawk como las de Forgotten Realms, Dark Sun, Dragonlance y Nehwon (como podeis ver nos pateamos casi todos los Settings). También las de Vampiro Edad Oscura en Constantinopla y las del Negro, y las de Hombre Lobo. Con las de Star Wars D6 nos lo pasamos muy bien, muy cachondas y gamberras.

Pero si me tengo que quedar con alguna en especial que haya dirigido yo, creo que me quedaría con alguna de las partidas que jugamos cuando salió la 3ª edición, en la que nuestro grupo volvió a reunirse después de un tiempo y retornamos al D&D. Seguramente la de Forge of Fury, la de la fortaleza enana ocupada por orcos y donde sale al final un dragón negro (del que huyeron por patas), o la de la Ciudad Perdida de Yesimbelian la Blanca, en donde cayeron en la emboscada de un dragón blanco (del cual también tuvieron que huir, pero al que el halfling pícaro metió un puñetazo con un anillo de Ram). Es muy difícil decidirse, pero la verdad es que aquellas partidas se me han quedado grabadas.

Seguimos leyéndonos.
 

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